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Design Thinking es ACTITUD, CULTURA y metodología, no hacer brainstormings.

Este post fue publicado en los blogs de Genética Design Management en enero de 2018

Tras el último artículo me quedó pendiente publicar que es para nosotros el Design Thinking, o quizás más bien que no lo es.

Hace una semana impartimos un nuevo curso sobre Design Thinking en las jornadas creativas que organiza el Club Asturiano de la Innovación en el Talud de la Ería de Oviedo, y lo enfocamos de manera diferente, porque una de las cosas que hemos constatado estos años es que al intentar enseñarlo a base de talleres utilizando “un par” de herramientas, resulta muy entretenido pero la gente no se queda con lo que realmente es.

Muchas piensan que hacer Design Thinking es utilizar técnicas de creatividad y que se te ocurran ideas molonas en unas pocas horas de trabajo, una visión muy distorsionada de la realidad.

Así que planteamos este último curso con un enfoque más teórico, incidiendo mucho en la importancia de las primeras fases, pues no puedes llegar a desarrollar buenas ideas si no has realizado una concienzuda investigación sobre el reto y las personas implicadas, además de conocer muchas herramientas de las que pueden utilizarse como apoyo en cada una de las fases.

Con esta diapositiva nos adentramos en la explicación de que es el Design Thinking, donde y porque surge y como llevarlo a cabo.

Cómo veis situamos a la metodología con menos relevancia que las otras dos palabras y es porque ciertamente creemos que así debe de ser.

Desde que se planteara inicialmente el Design Thinking hasta la actualidad, como todo, ha evolucionado y son muchas las metodologías que han nacido y que poca diferencia presentan entre ellas, más allá del nombre o el número de fases de la que constan.

¿Veis mucha diferencia entre Empatizar+definir+idear+prototipar+testear y Comprender+crear+medir+aprender? La primera es el esquema tradicional del Design Thinking, la segunda es nuestra forma de organizar el trabajo en cada proyecto, las diferencias no son sustanciales, más allá de buscar una forma más ágil de trabajar.

Herramientas de apoyo hay cientos, unas aplicadas a la fase de investigación, otras como incentivo a la creatividad, algunas para el análisis de prototipos y otras que se pueden utilizar en varias de las fases, por lo que las herramientas en si mismas no suponen que estés practicando Design Thinking.

Ahora es cuando entran en juego las otras dos palabras: ACTITUD y CULTURA. Design Thinking es pensar y actuar, para resolver un problema o reto, como lo haría un diseñador y siempre con el foco puesto en las personas. Ser un Design Thinker es diseñar todo y entender que todo está diseñado, por tanto es un cambio de paradigma en la forma de enfrentarse al mundo, es cultura del diseño.

Por tanto lo primero es dejar que el DISEÑO te revuelva la mente y empieces a ver el mundo como lo ve un DISEÑADOR, después ya será la propia experiencia la que te ayude a definir cual es tu metodología y que herramientas de apoyo elegir para cada fase y cada proyecto, pues al final es como esos juegos de cartas en los que en función de la partida, los rivales y tu colección, deberás planificar las estrategias adecuadas para vencer en cada batalla.

Nos preguntaban como llegar a implementar esto en la empresa, pues no parece fácil, y es que realmente no lo es.

Lo primero de todo es que tiene que partir de arriba, si la propia dirección no cree en ello poco importa que tengas al mejor equipo de diseño y a los empleados más proactivos e innovadores, pues siempre se van a encontrar con un muro que les acabará sumiendo en un mar de frustración.

Después hay que ir inoculando el gen del diseño poco a poco, planteando una estrategia a medio / largo plazo, nunca es bueno llegar a los sitios como un elefante en una cacharrería.

Está bien cuando una empresa cuenta con su propio departamento de diseño o innovación, pero lo ideal sería contar periódicamente con expertos externos, que aporten una visión diferente y no contaminada por el día a día de la organización, lo que se conoce como Innovación Abierta.

Y bueno, por mucho que digo que la metodología es lo de menos, que no debemos atarnos a ella, hay ciertas premisas que todo proyecto basado en Design Thinking debería cumplir:

— Enfocarse en lo humano, ya que si las necesidades del usuario son las que motivan el uso de un producto, esas necesidades deben ser las que motiven y condicionen el diseño.

— Pensar y comunicar visualmente nos ayuda a comprender y comunicar mejor la información.

— Cocrear, trabajar en equipo, y siempre que se pueda incluir en el proceso al cliente y al usuario.

— No perder de vista el proceso, no es una buena ponerse a crear soluciones sin haber comprendido bien el reto a resolver desde una perspectiva de 360º.

— Menos hablar, menos pensar y más hacer, se aprende haciendo, así que prototipa, muestra el resultado y aprende de ello.

— Visualizar el futuro, el diseño es innovador, y no se puede innovar si no se tiene la vista puesta en el futuro.

— Cuestiona el Status Quo y ten pensamiento crítico, no se puede innovar si no se intentan romper las barreras establecidas.

Para terminar os dejo esta cita que me encontré, preparando la clase que motivó este artículo, de Sasha Lubomirsky cuando entró a trabajar en el área de experiencia de usuario en AirBNB, que concuerdan totalmente con nuestro pensamiento:

“Se está transmitiendo el Design Thinking de forma errónea, me encuentro que piensan que es hacer Brainstormings y técnicas de creatividad y que por tanto es un proceso fácil, pero lo único, que es fácil, es hacerlo mal“

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